El equipo de San Andrés, se consagró nuevamente campeón, al vencer al CUM por 3-1. Un partido perfecto, a pura gambeta y Futsal.
Son los maleducados del buen pie, así los bautizamos. Los que encaran, los que tiran lujo. Los que son del barrio, nacidos y bautizados con esta camiseta y ese sentido de pertenencia bien marcado. Acompañados por su gente, llegaron para copar el estadio de Tortuguitas, con trapos que rezan: bienvenidos a la casa del Campeón.
Un encuentro que desde el comienzo Flecha arrancó mejor parado. Moviendo la pelota a su antojo, creando y demostrando a todos el nivel de juego de este Flecha, que tiene un plantel juvenil, fresco, que te liquida mentalmente de contra, que tiene resto físico para bancar lo que venga. Un equipo que coronó un año inmejorable, con doble campeonato y con Matias Chaparro nominado a los premios Jorge Newbery como mejor jugador de la Liga Metropolitana. CUM, quién le dio pelea en el complemento, no supo bancar y sostener el ritmo, dejando en evidencia la diferencia física, pero que no le quita mérito a un equipo que viene en ascenso, laburando día tras día para demostrar que trabajando desde lo colectivo se llegan a grandes cosas. El partido nunca mostró peligro para Flecha, donde siempre manejó los hilos y supo imponerse 3-1 sellando el resultado final.
Suena la chicharra y es un delirio y fiesta total. Maxi, DT de Flecha, corriendo y saltando hacia el medio del campo. Es una imágen tierna y feliz. Un chico más, como criatura corriendo por la plaza con un chupetín en la mano. Se ríe, abraza a sus pares, no lo puede creer, la alegría le desborda el corazón. Pero nuevamente cae en la realidad, se acomoda la camisa y se prepara para declarar ante la cámara “a toda la gente que siempre estuvo presente, que confió y nos acompañó” por otro lado, todo el plantel con las camisetas en la mano, revoleando y cantando al lado de su gente el grito de Dale Campeón!
Llega la premiación, respetuosa, emocionante, cargada de sentimientos. Primero con la entrega de medallas al Subcampeón y luego el mismo pasillo para recibir a los flamantes campeones. Sean eternos los campeones que supieron conseguir. Por la gloria, por el esfuerzo, por el compañerismo que todos este año demostraron. Por la humildad con la que estos pibes pisan la cancha. Se han ganado el respeto y los aplausos de toda la gente que fue testigo en el estadio. Son los bicampeones, que esta alegría sea eterna.