“ESTE CLUB ES MI CASA, DONDE SOY FELIZ Y SE OLVIDA TODO LO MALO DE LA VIDA”

Es el capitán de Social Lynch, Patricio Almeida. Capitán y goleador de la Elite 1. Un jugador que supo destacarse a lo largo del torneo, mostrando todas sus cualidades. Un jugador de la casa desde los 4 años  y además profe de los más chicos, con un sentido de pertenencia admirable.


Antes de arrancar la nota entre risas me dijo: “¿no es un montón?” y así empezamos. Un personaje tierno si los hay en esta Elite 1. Perfil bajo, humilde, compañero. Siempre apoyando y alentando desde donde le toque. Un jugador de toda la cancha, con su 5 tatuado en su pierna izquierda, así como en su corazón.

“Trabajamos todo el año dejando muchas cosas de lado, nos pusimos un objetivo y fuimos paso a paso, día a día  mejorando cada uno en lo personal y como equipo todos unidos fuimos creciendo a lo largo del año. Sabemos que no nos sobra nada, pero estamos seguros que podemos lograr el objetivo”

“Fue un año muy duro, costó mucho llegar a donde estamos, tenemos un plantel que somos todo pibes del club y de una corta edad que tiramos todo para el mismo lado. En el año tuvimos altibajos donde hubo veces que no nos salían las cosas, pero tuvimos gente que nos acompañó siempre para que luchemos por ese objetivo y por suerte pudimos terminar primeros en la tabla anual”

Pato, un chico que desde los 4 años vive en el club, al cual él nombra como su casa, porque lo contuvo y acompañó a lo largo de su vida. “Para mí es un partido especial que lo voy a disfrutar mucho y tratar de hacer lo mejor posible. Me pasan muchas cosas por la cabeza en este club pasamos buenos y malos momentos, llore, rei, siempre con los mismos colores. Este club es mi casa, donde soy feliz y se olvida todo lo malo de la vida”

“Pase por un montón de cosas donde me formaron como jugador y también como persona. Voy a estar siempre agradecido por eso, para mi es mucho más que solo un club. Estoy orgulloso de defender estos colores, y lo voy defender siempre toda la vida desde donde me toque”

Con ese sentido de pertenencia marcado y apoyando a las categorías en crecimiento, rescata el valor y agradece a los más pibes del club, que fueron protagonistas y acompañaron a lo largo del torneo a la Primera. “Y no quiero dejar de lado las categorías más chicas que hicieron un año excelente y se pudo lograr el campeonato en la Copa de Oro. Tratamos de trabajar todos iguales, desde primera hasta c11, así también como Baby fútbol, tanto en el juego, disciplina y sentido de pertenencia”

 ¿Un deseo? “Ojalá podamos terminar el año todos juntos festejando sería una locura total y algo muy lindo para el club” 

Para cerrar la nota y no como algo menor, agradeció a todo el detrás de Social Lynch. El detrás de escena, la gente invisible, la que no siempre sale en las fotos, pero está presente. Bancando estos colores, viajando y acompañando a la gran familia que supo ver este año inmejorable para los de Villa Lynch. Un sueño, un objetivo y a un paso de lograrlo. Como dice el Indio: “merecemos bellos milagros, y ocurrirán”