Ariel Avveduto dejó la actividad

Dicen que hay Directores Técnicos que sobrepasan las fronteras del deporte del que son parte. Ariel Avveduto es uno de ellos. Sus convicciones lo condujeron por un camino lleno de alegrías y tristezas, que quizá tuvo su punto más alto en la Copa del Mundo obtenida en 2019.

Eternamente revolucionario. Eternamente transformador. Avveduto no era un DT que pasaba desapercibido entre sus pares. En sus charlas de café —que podían durar horas— no solo se hablaba de táctica o estrategia, sino también de ideología, de ética y filosofía. Él no esquivaba el debate, al contrario, lo estimulaba.

Ariel ve al deporte como una oportunidad de transformar sus nociones y creencias. Entiende que no hay que ganar de cualquier forma, que no hay que entregar los valores y que las formas sí importan. Sus equipos, como supo decir él mismo en una entrevista, siempre jugaron como él vive: “a carne abierta, con el corazón en la mano, a veces gestionando las emociones y a veces no, intentando ser protagonistas y siendo nobles en la propuesta”.

Ariel recorrió Argentina y el mundo cuál rapsoda errante, contando su manera particular de percibir el futsal y de ver la realidad, sin omitir detalle alguno al respecto de sus valores y formas. Eso le ganó muchos adeptos, pero también algunos detractores: tras el título mundial obtenido, fue declarado persona no grata en el deporte en el que su equipo reinaba.

De la carrera de Ariel como DT se pueden escribir libros, pero a este humilde redactor le gusta pensar que un día cayó a Villa Pearson con sus principios bajo el brazo y desde ahí no paró. Pasó por la Selección Metropolitana y de ahí fue directo a una Selección Argentina que venía con sed de triunfos tras una sequía de casi 20 años sin títulos mundiales.

Y la sequía se cortó en 2019 frente a Brasil, en un partido que será recordado hasta el fin de los tiempos como una de las mejores finales mundiales que el futsal vivió. Una final que la albiceleste jugó a carne abierta, con el corazón en la mano, a veces gestionando las emociones y a veces no.