Mano a mano con Federico Orga, el nuevo DT de la Selección Metro. Nos contó sobre sus expectativas personales en este nuevo proyecto, su experiencia como DT y cómo es su vínculo con la Asociación.
Su fuerte presencia se hace notar donde quiera que esté. No sólo por su 1.92 de altura, sino por cómo se maneja y se mueve dentro del campo de juego. Sus posturas dicen mucho. La seguridad con la que transmite cada jugada y la paciencia para mostrar y captar en los jugadores lo que quiere comunicar. Y si no lo logra, surge algún grito de esos que te despabilan. Y si aún así no logra su cometido, saben que hay un minuto en la banca que los espera para replantearse hasta la existencia.
Tiene 37 años, desde siempre ligado al deporte, al Fútbol y al Futsal desde hace 16 años. Sus inicios y su fuerte vínculo con el club Social Lynch, el semillero de barrio, como suelen decir los que saben vestir esa camiseta. El club que hace poco acaba de cumplir 104 años y que participa en La Metro desde hace 16. “Mi experiencia como entrenador arrancó como jugador y DT, dónde dirigía a las inferiores tanto de Baby Fútbol como de Futsal. Luego dejé de jugar y me dediqué de lleno a dirigir la Primera, con idas y vueltas entre jugar y dirigir, y ya únicamente como DT de la Primera hace 5 años”.
Actualmente es Coordinador general, en una nueva etapa de reestructuración del club. Con una pata también en el Baby Fútbol, con profes que además son sus jugadores en Primera. Ayudando y participando en cada espacio que se lo necesite, sin dejar nada librado a la suerte. Sabe y conoce lo que cada jugador necesita, dónde hacer énfasis, en pibes que van desde los 4 años, hasta los mayores. Es una tarea y un trabajo en coordinación con todos los profes para llevar adelante un equipo ya aceitado.
Hablamos de cómo lo encuentra este nuevo desafío y proyecto que es dirigir una Selección. “Este proyecto es muy lindo, algo que siempre se cuestionaba era que el proyecto no sea más abarcativo, donde el que tome este desafío pueda ver a todos los jugadores, sin que se escape ninguno. Quizá los procesos eran muy cortos, entonces el DT se llevaba a sus jugadores de confianza, algo entendible, y se perdía quizá de ver muchos jugadores que no tenían la difusión que se merecían y había talentos que se perdían. Hoy esto ayuda a que todos los clubes puedan tener la posibilidad de llevar a sus jugadores y verlos en un entrenamiento formal y hasta compitiendo”.
Sus expectativas a corto plazo es primero evaluar a todos los chicos seleccionados, que sea verdaderamente porque se lo merecen y luego armar un buen plantel competitivo, que pueda plantarse en la cancha y darle pelea a cualquiera. Una tarea difícil, ya que plantea esta fuga de jugadores entre este año y el que viene. Luego, pensar en el viaje, la competencia en donde sea que toque ir a jugar y dejar la mejor imágen posible más allá del puesto en que se finalice. “Armar un plantel fuerte y un buen grupo, la competencia es la que luego te marca la vara: hasta acá te dio y hasta acá no” “Es un desafío, algo nuevo como lo es salir de tu club, enfrentarte y exponerte a lo que uno quiere convencer a chicos que no tenés en la diaria, chicos que no formé. Creo que ese es el gran desafío personal: convencer y estar al frente de un grupo de jugadores que no formé. Es algo hermoso y nuevo”.
Se considera un técnico artesano, una persona que está en cada detalle, convencido en que hay que seguir la evolución y el proceso de cada jugador, sin perder de vista lo colectivo y lo grupal, pero lo más minucioso y metido posible en los detalles. La clave y a lo que le da mayor importancia es la constancia, en el insistir y estar con cada jugador y respetar los procesos.
Antes del cierre y a modo de despedida, hablábamos de lo complejo que puede ser armar un plantel tan acotado, donde no se pase nada por alto. Y resalto esta gran frase: “armar un buen plantel es un gran miedo, pero un miedo que te potencia a ser mejor”.
Bienvenido a la casa de la Metro, DT!